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Fuente: polished peruvian memes

El indulto y el julbo

Mundial, ilusión, oposición desorganizada, ¿hay un mejor momento para el indulto que este?

Publicado: 2017-10-08

Asumamos que usted es el Presidente, y que ya decidió dar el indulto. Asumamos que las razones son políticas: teme el costo político de Alberto Fujimori muerto en la cárcel y necesita dar una muestra de gratitud a Kenji, quien solo pide una sola cosa. 

Asumamos también que quiere reducir al mínimo el costo de pelearse con el llamado “anti-fujimorismo”(sí, entre comillas, porque ese “anti” lo usa un sector interesado no en una correcta definición sino en mostrar a un tercio del país como “antis pe, se oponen porque sí”, cuando en realidad es una afirmación de convicciones). El costo de pelearse con estos "anti" no parece hoy ser mucho. Por un lado, las encuestas muestran que “solo” es un tercio del electorado; por otro, usted percibe que ese “tercio” está algo malaguoso: las últimas dos marchas lo mostraron debilitado y con menos capacidad de movilización que antes.

Sumemos dos elementos más. Primero, las últimas barreras contra el indulto al interior del Estado ya han sido removidas: ya no están Marisol Pérez Tello ni los miembros de la Comisión de Gracias Presidenciales que le dijeron no a Fujimori. Segundo, el argumento del mandato electoral no le parece a usted muy convincente. Sus amigos le dicen que eso es cosa de caviares. ¿Usted fue elegido “para no sacar a Fujimori de la cárcel”, “para mantener el fujimorismo a raya”? Bah, ¿acaso usted es la roja de Verónika? A ti te eligieron, ¿ya?, a ellos no. El mandato no existe. La teoría democrática se resumiría en “tú haz no más”.

Dado todo lo anterior, ¿qué haría usted? ¿Cuándo indultaría a Mr. Lesa Humanidad?

Le podemos dar un regalo, un gran distractor para reducir aún más los costos, algo que no haya ocurrido hace mucho: un asteroide, un tsunami, clasificar al Mundial de fútbol.

Vamos, ¿no lo indultaría el martes?

O el miércoles o el jueves, para no ser tan obvio y no agriarle la fiesta a ese minúsculo 0,25% de caviares que no quieren a Fujimori pero que deciden dos elecciones presidenciales.

Piense usted: para Navidad es muy avisado, quizá se le queme el pavo. Si ya tiene todo listo, vámonos con Faucett, ¿no?

No sé si ese cálculo exista, pero sin duda tiene mucho sentido. Además, quienes creímos que el indulto traería un alto costo a corto plazo parecemos hoy equivocados. Sí, habrá costos, pero no creo que sean inmediatos. Las marchas, parece, no serán masivas. Podría instalarse en la ciudadanía algo peor: la desazón por un gobierno más que no cumple lo que promete, y eso jugará en su contra en algún momento, pero no sabemos cuándo. Más útil parece pensar que todo está servido para el indulto y nada mejor que hacerlo camino a Rusia.

En ese caso, parafraseando Belaúnde, pasemos a la tabla.

Perú tiene una vía para la clasificación directa a la URSS: ganar. Si es así, nos vamos todos al carajo y doy la vuelta olímpica en mi cuadra, chasumadre, y si Fujimori sale libre lo más probable es que yo me entere recién 4 días después.

En caso de empate, podríamos quedar afuera del Mundial (y Fujimori adentro del penal). No es tan difícil: basta con que Paraguay le gane a Venezuela y Argentina le gane a Ecuador. Si uno de estos dos resultados no ocurre, y Brasil le gana a Chile por más de dos goles de diferencia en Sao Paulo, entraríamos a repechaje aún con el empate.

Toda otra opción nos dejaría en 1997.

Ahora, en el mundo hipotético que les pinté al inicio, el repechaje y la eliminación dejarían sin piso al indulto. O sea, encima de que nos rompen la esperanza y se va lo único que nos mantiene unidos, ¿van a sacar al Chino para crear más división? No seas loco. Tampoco funciona en medio de la tensión general por la temible selección de Nueva Zelanda.

He releído todo y me la he creído un poco: ¿la suerte de Fujimori está atada al desempeño de la selección el martes? ¿Todo depende entonces de la pizarra de Gareca, de la fuerza de Guerrero, de la magia del Orejas?

Quizá, y sería audaz. Pero también existe la tendencia de dejar las decisiones grandes y difíciles para coyunturas más tranquilas (¿quién mira política en Navidad?). Además, sería muy suicida juntar la máxima alegría del Perú del siglo XXI con la decisión más controvertida del mismo XXI el mismo día. Pero nadie podrá negar que, con Perú en el Mundial, las peleas serían menos bruscas, el éxtasis, general, y yo mismo estaría con un ánimo tan de maravillas que haría bien fácil que me enyuquen sin respuesta. Al menos, hasta fin de año.



Escrito por

Carlos León Moya

Contratista de Odebrecht.


Publicado en

Reforma Agraria

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