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Justicia, y no venganza

Peter Cárdenas Schulte y el cumplimiento de su condena

Publicado: 2015-09-22

Peter Cárdenas Schulte salió libre el día de hoy, tras cumplir entera su condena. Y aunque los Torquemadas de internet clamarán al cielo, yo estoy alegre. 

La razón es simple: Cárdenas es una persona que ha salido en libertad tras cumplir su condena.

Sé que suena tonto. En teoría, todo aquel que cumple su condena sale libre. Pero no es así, no en el Perú. Acá los condenados por terrorismo han visto ampliadas sus condenas de manera arbitraria. Ocurrió antes con Alberto Gálvez Olaechea, y parecía que iba a pasar con Peter Cárdenas. Pero no.

Una horda de caballos que hace 15 minutos no sabía quién era Cárdenas está ahora mismo pidiendo su crucifixión, como si supiesen exactamente qué hará.

Dirán lo siguiente: que un terrorista seguirá siéndolo siempre; que la cárcel no lo ha cambiado; que no se arrepiente de nada; que su libertad es una amenaza a la seguridad pública; que intentará rearmar al MRTA junto a sus amigos; que el MRTA está ahora más fuerte que nunca.

Vamos a por cada uno de esos argumentos. Pero primero, ¿quién fue Peter Cárdenas Schulte?

Cárdenas fue miembro del Movimiento Revolucionario Túpac Amaru. Fue un miembro muy importante dentro del MRTA, pero no fue “el número 2”, un error que se repite muchas veces. Fue sentenciado a 25 años de cárcel por el delito de terrorismo, y acaba de cumplir su condena. Entera.

Y escribo “entera” porque siempre aparece algún despistado con la usual pregunta: ¿no obtuvo ninguna ayuda del Estado, no está el MRTA infiltrando el Poder Judicial? La respuesta es no. Cárdenas no tuvo ningún beneficio penitenciario, y su condena no fue rebajada ni un solo día.

Es más, el Estado fue bastante celoso en el cumplimiento de su condena. En enero de este año, Cárdenas estuvo a punto de salir en libertad. Pero horas antes de su liberación, el Poder Judicial determinó que debía seguir preso ocho meses más. ¿La razón? Una equivocación a la hora de sumar su tiempo de condena. Tras corregirla, la nueva –y verdadera- fecha de liberación de Cárdenas pasó a ser el 22 de setiembre. Hoy.

Vayamos al resto de cosas. Mucho del alboroto alrededor de la libertad de Cárdenas se centra en su supuesto espíritu delictivo. Es decir, Cárdenas sería un psicópata inmutable que no se arrepiente de absolutamente nada, y apenas libre volverá a atacar con bombas a los ciudadanos.

¿Y qué pasa si Cárdenas está realmente arrepentido? Porque cabe esa posibilidad, ¿cierto? Es decir, por más emerretista que sea, se trata de un ser humano, y los humanos solemos cambiar a lo largo del tiempo.

Si Cárdenas se arrepintiese de sus delitos, y pidiese perdón a las víctimas de sus acciones, ¿cambiaría nuestra percepción sobre él? Esto no lo haría inocente, obviamente, ¿pero qué pasaría si pide perdón?

Veamos lo que dijo Cárdenas el 2003:

No quiero dejar pasar la oportunidad de dirigirme a todas aquellas personas, en especial a los hijos, a los padres, hermanos, amigos o esposos de aquellos que resultaron afectados directa o indirectamente por decisiones o acciones en las que yo haya estado involucrado; para pedirles, con un espíritu autocrítico y reflexivo, perdón. Perdón por haberlos dejado sin padres, hijos o hermanos; por haberlos hecho sufrir. Esto vale tanto para los que se consideraban enemigos, como para los amigos. Y aún más, pido perdón a mis propios hijos, por haberlos dejado sin padre, sin infancia, obligados a vivir en el desarraigo, en el refugio exterior e incluso prácticamente de la caridad; a todos ellos, repito, les pido perdón con el alma en vilo.

Cárdenas ha pedido perdón públicamente. Y no lo hizo ayer, cuando estaba con un pie afuera. Lo hizo doce años atrás, cuando no sabía si algún día saldría libre. Y aún en el caso de que alguien no creyese en el perdón de Cárdenas, tampoco hay mucho de qué preocuparse. Su anterior organización, el MRTA, no existe hace muchísimos años. Si alguien viene a decirte que sí, que el MRTA existe, pídele pruebas. Solo una. Que no te diga “se está rearmando” ni te envíe la foto de una pared mal pintada. Pídele una sola prueba, y espera sentado.

Vuelvo al punto inicial: estoy alegre. Pero no por Cárdenas, o por su libertad en sí. Estoy alegre porque, poco a poco, el Estado va adquiriendo aquella superioridad moral que dijimos defender. ¿Por qué peleamos contra la subversión? ¿No era, precisamente, por defender el Estado de derecho? Si el objetivo no era ese, ¿cuál era entonces?

Puede que alguien sostenga que no, que ese no era el objetivo. Que el objetivo era ganarle a Sendero y al MRTA, y nada más. Y luego, humillar al enemigo derrotado, meterlo a una cárcel de 1x1, quitarle todos sus derechos como ciudadano, y lanzarlo a la selva desde un helicóptero.

Tristemente, mucho de lo anterior realmente ocurrió. En ocasiones, tristemente, no hubo mucha diferencia entre lo que hicimos como Estado y lo que dijimos combatir.

Pero en ocasiones sí la hay. En ocasiones, el Estado reconoce los derechos de sus ciudadanos, aun de aquellos que intentaron destruirlo. El Estado, en ocasiones, imparte justicia y no venganza. El Estado, en ocasiones, no hace caso a las antorchas de la tribu, y se comporta de acuerdo a sus principios.

Cuando eso pasa, es imposible no alegrarse.


Postdata: 'Alias Alejandro'

Hace nueve años, el cineasta Alejandro Cárdenas Amelio presentó en el Festival de Lima un documental que, irónicamente, llevaba su nombre. En Alias Alejandro, Cárdenas Amelio va en búsqueda de su padre, un preso al que apenas conoce.

El preso no es otro que Cárdenas Schulte, cuyo más famoso alias era Alejandro. Como su hijo.

El documental es muy difícil de encontrar en Perú. Hoy, con autorización de Cárdenas Amelio, lo comparto.


Escrito por

Carlos León Moya

Contratista de Odebrecht.


Publicado en

Reforma Agraria

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